Nuestra Historia de Parto
- María Mercedes Neri
- 28 may 2016
- 8 Min. de lectura
Todo dio inicio en Enero del 2010, cuando me tope en la vida con el amor, no cualquier amor, sino aquel que decidió unir su vida con la mía en una sola un 28 de Diciembre de 2013.

Y así, sin más, llego el día en que reímos, lloramos, nos emocionamos, pero un día muy temido… el 5 de abril del 2014 decidí realizarme una prueba de embarazo casera al haber presentado 2 días de retraso. Fue un sábado, un día que Carlos trabajaba en el turno de la tarde, así que decidí salir a caminar un rato en una ciudad nueva donde encontraba mucha soledad y lejanía. Vivíamos en un departamento, en la planta baja y al cerrar la puerta vi un huevo de un pájaro quebrado entre el pasto, rápidamente busque el nido y justo estaba arriba de mí, vi una pajarita empollando aun uno, el ultimo que quedaba. Entonces sin mas ni mas, corrí a la farmacia que quedaba a pocos metros a comprar una prueba. Pensé en el camino ir a la plaza a caminar y entrar a un baño público. Cuando menos espere llegue a la farmacia, las manos me temblaban y la voz se me quebró. Pedí la prueba, la pague y salí corriendo a casa. No podía esperar. Tome mucha agua y de inmediato fui al baño. Después de unos minutos y leer un par de veces las instrucciones vi un par de líneas rosadas, una mas que otra. Oh, pero eso no venia en las instrucciones… estaba confundida, aturdida… busque y de inmediato confirme que SI, efectivamente se trataba de un embarazo. Lave mis manos, tome foto a la prueba y frente al espejo lloré! Lloré, lloré y lloré… seguramente eso paso aproximadamente a las 5 pm, llame a mi esposo y no pude contenerlo. Recuerdo verlo entrar por la puerta a las 9:30pm y yo estaba tumbada en el sofá sin conciencia del tiempo. Tenía una rosa entre sus manos, se arrodillo, me la entrego y me beso. Lloramos mucho rato abrazados. Era una noticia fuerte, impactante, algo que no esperábamos ni buscábamos. Hacia 5 meses que salí de una cirugía, había presentado cambios anormales en las células, en pocas palabras, células pre cancerígenas. El ginecólogo había prohibido un embarazo próximo, indicó por lo menos 2 años para que ello pasara. Moríamos de miedo!
Era fin de semana y debíamos esperar para confirmar la prueba en un laboratorio clínico. El domingo 6 de abril, mi esposo me llama temprano desde el trabajo diciendo que tenía que correr de emergencia a un hospital pues había sufrido una cortada profunda. Recuerdo haber salido de mi estado de shock en el que aún estaba, me lave la cara, me cambie y salí corriendo por un taxi para alcanzarlo en la clínica. En efecto, le dieron 6 puntadas. Esa cicatriz ha estado ya por más de un año y hasta hace poco Carlos hizo conciencia de que fue un accidente por lo desconcertado y preocupado que estaba por la noticia del probable embarazo.
La noticia se confirmó el lunes 7 de abril a primera hora. Después de no querer abrir el sobre, lo hicimos prometiéndonos amor incondicional cualquiera que fuera nuestro futuro.
Las siguientes semanas nos movimos en la clínica y con doctores particulares, queriendo informarnos y asegurar la vida de bebé y la mía. Llame a mis padres pidiendo que mandaran todo mi expediente para poder entregarlo aquí, puesto que teníamos escasos 4 meses en Cancún prácticamente sin nada ni nadie!
Pasamos por más de 5 doctores que suponían sería un embarazo riesgoso, pero no imposible, por lo que siempre estuve monitoreada.
Pasaron los primeros días, descartamos cualquier anomalía y escuchamos su corazoncito a las 7 semanas de vida, un 29 de abril. Fue una sensación increíble, yo recuerdo que aún no lo creía, mi estado de shock no me permitía aun darme cuenta de lo maravilloso que se estaba formando en mi vientre. Incluso recuerdo ir camino al hospital para el eco vaginal pensando en que probablemente no se viera ni se escuchara nada y todo fuera una falsa alarma…
Lo vi, lo escuche, lo sentí por primera vez desde mi corazón y entonces LO AMÉ! Y lo escribo llorando ahora después de dos años, en ese momento también lloramos Carlos y yo tomados de la mano… allí estaba, tan chiquito, un embrión, con la cabeza grande y colita. Y escuchábamos su corazón! Un corazón a las 7 semanas de vida, como era eso posible? Nunca imagine que su corazón ya estuviese formado y yo aún dudaba que estuviera dentro de mí. Ese día se fue la preocupación, desapareció todo y llego el amor. Empecé a pensar en él todo el tiempo y a ponerme en manos del todo poderoso. Y así fue…
Viajamos a Guadalajara (nuestra ciudad natal) a visitar a nuestras familias y por fin, después de más de un mes les dimos la noticia.
Carlos estaba feliz, se dedicó a hacer un álbum de fotografías para sus papás y otro para los míos. Recabo fotos de nuestra boda y al final puso la fotografía del primer ultrasonido de Giovanni con un texto que decía lo siguiente
“Hola abuelitos, aún estoy muy pequeño, por lo que tendrán que esperar 32 semanas para conocerme”.

Los días, semanas y meses transcurrieron bajo mucha supervisión de los doctores, nada fuera de más de 4 meses de nauseas, mareos y siestas larguísimas…
El parto, era un tema que empezamos a tocar desde un inicio, ¿Dónde nacería? En Cancún no teníamos amigos ni familia y Carlos podía pedir por lo mucho 3 semanas de vacaciones. Así que por esa y otras muchas razones decidimos parir en Guadalajara, acompañados de nuestros padres. Días antes de partir empecé a leer mucho acerca de los partos humanizados, recuerdo que yo tenía pavor a una cesárea, por lo que quería evitarla a toda costa. Ello me llevo a toparme con varias Doulas en nuestro embarazo.
Tuvimos que viajar desde principios de Octubre, por disposiciones de las aerolíneas… así que en cuanto llegamos allá decidimos tomar un curso psicoprofilactico exprés. Ese fin de semana fue un parte aguas para nosotros, descubrimos nuestros miedos y nos aferramos aún más a nuestro amor y el amor que teníamos por Gio. Descubrí que lo que yo buscaba era un parto humanizado, específicamente en agua, pero Carlos no estaba muy convencido de ello al ser su mamá enfermera y su familia trabajando en el IMSS todo indicaba que debíamos tener un parto vaginal recostada, con epidural y episiotomía.
A los pocos días él tuvo que regresar a Cancún, por lo que nosotros esperamos en casa de mis papás hasta la FPP, tiempo suficiente que tuve para investigar e informarme sobre doctores, doulas, clínicas, etc. Fueron meses largos, los más largos de mi vida… más de dos meses separada de mi esposo y en esa etapa fue muy fuerte!
Carlos llego a Guadalajara el 26 de Noviembre, días ya previstos como FPP y debía regresar el 11 de Diciembre. Los días pasaban y Gio no daba señales, debo confesar que ambos estábamos nerviosos y estresados porque no llegará para esas fechas, implicaba a parte de un gasto no previsto, que Carlos no pudiera estar presente en el parto y eso si me daba miedo.
Bebe no llegó, el 10 de Diciembre en la madrugada Carlos hizo su maleta para regresar sin esposa y sin bebé! El 11 su vuelo salía en el transcurso de la mañana. No está de más decir que nos reusábamos a empacar y antes de hacerlo ambos platicamos con la pancita, pidiendo que por favor ya naciera!
Oh sorpresa! Me levante a las 4:40 am con una incomodidad rara, de esas que no sabes explicar. Fui al baño con tremenda panzota y casi 41 SDG y me di cuenta de un sangrado. Gio ya estaba en camino!! La expulsión del tapón mucoso anunciaba el parto. Aunque no sabía que pasaba ni estaba segura de que fuera el tapón, Gio me decía que ya estaba cerca. Lo acaricie, le dije que lo estaba haciendo muy bien y que mamá necesitaba fuerza, pero que él me iba a marcar la pauta, le dije allí sentada en el baño que lo amaba y que ya quería abrazarlo.
Llame a la ginecóloga y me dijo que el sangrado era muy “normal” pues estaba embarazada… claro es que a nadie le gusta que le despierten a las 5 am pero necesitaba información y más seguridad, pero esta fue la primera de muchas cosas que ocurrieron en nuestro parto que me debilitó, que me quito poder.
Llame a mi Doula, Sara se mostró siempre súper dulce y amable con nosotros, nos hizo saber que en el momento que nosotros le dijéramos ella nos iba a apoyar a la casa. Estaba preparada y disponible para nosotros a la hora que se lo indicáramos. Elegimos a Sara por dos cosas… la primera su encanto y amabilidad, la segunda porque es Medico General. No sé porque, pero eso me daba muchísima seguridad a su lado.
Desde las 6 am Sara fue quien estuvo al pendiente de mis llamadas y mensajes, quien iba monitoreando las contracciones y quien indico acudir al hospital.
Las contracciones eran cada vez más seguidas y largas. A las 11:00 am nos recibió la ginecóloga en su consultorio y lo primero que hizo fue un tacto vaginal (este fue el segundo procedimiento que también deseaba evitar) porque no creía que estuviera en trabajo de parto. Pues para su sorpresa teníamos 4 de Dilatación pero la placenta estaba aún muy joven y no mostraba ningún dato de “envejecer”, ah y a parte de todo aun tenia demasiado líquido amniótico. Asi que indico regresar a casa…
Regresamos a las 4:00 pm y aunque nadie me lo indico, pedí a Carlos meter la maleta y pelota de yoga al coche. Las contracciones eran fuertes, cuando llegaban tenía que agacharme del dolor que sentía. Quería que desaparecieran ya!
La doctora hizo un segundo tacto y ya mostrábamos 7 de dilatación, pero sin rompimiento de placenta, y demasiado líquido creía que aun tardaríamos. Por lo que dejo a nuestra elección acudir al hospital o a nuestra casa. Sin dudarlo salimos directo al hospital. Recuerdo que nos pidió que en cuanto rompiera aguas le llamáramos para ella alistarse.
Llegamos al hospital después de las 5:00 pm junto con Sara, quien me proponía posturas, masajes y movimientos para relajarnos un poco.
¡¡¡Pero el dolor era inminente!!!


Después de las 6:00 pm Gio empujo tan fuerte que rompió su bolsita, yo no sabía que pasaba, creí que era pipí porque justo ocurrió cuando fui al baño. Sara se acercó y recuerdo escucharla decir “huele a líquido amniótico, estas lista?”
El momento había llegado… pero la doctora aun NO!
Carlos la llamo de inmediato y dijo que aún tenía una paciente, que llegaría al hospital después de las 8:00 pm.
Sara empezó a moverse para llenar la tina y sorpresivamente la doctora llego a las 7:10 pm. Hizo un tacto y gritando le decía que necesitaba ir al baño a lo que contesto “pues ya es hora, claro que quieres ir al baño porque ya tienes 10 de dilatación, quítate la ropa y al agua”…
Pues claro, yo sabía que ya era hora!!
Carlos me ayudo a quitarme la ropa, y a entrar a la tina.
El agua, la música y la compañía de mi esposo y doula fueron lo más importante en ese momento.
Quería pujar pero no sabía cómo, no entendía que debía pujar como cuando vas al baño. Tenía el miedo de muchas en el parto, de defecar durante. Entonces pujaba pero no pujaba, intentaba pujar solo por la vagina pero nada… Sara al ver mi cara me dijo mientras yo gritaba “NO PUEDO, SACAMELO YA”, “Vamos Mary, es el momento que has esperado por más de 9 meses, es lo que más has deseado”… entonces grite con mucha fuerza y puje todo lo que pude y por fin Gio saco su cabecita, Carlos lo tocó y me abrazo. Puje nuevamente y Gio por fin salió! La doctora y Carlos lo recibieron y lo paso por debajo de mis piernas, lo tome, lo abrace y me embarre de vérnix los brazos y las manos, pero no podía soltarlo. Lo mire a los ojos impactada. Y Sara me dijo “Dile cuanto lo esperaste, hablale” y empecé a decirle miles de cosas con lágrimas en los ojos, Carlos lo tocaba y le hablaba con la voz quebrada.

Nuestro pequeño estaba por fin en nuestros brazos! Y allí es donde inicia nuestra historia, nuestra paternidad compartida, nuestro amor inquebrantable, nuestros deseos de ser mejor para él!
Comments