top of page

GRACIAS PAPÁ!

  • Diana Oliver
  • 19 mar 2016
  • 3 Min. de lectura

Gracias, papá Publicado el 18 marzo, 2016 por Diana Oliver La verdad es que últimamente no puedo dejar de pensar en que jamás hubiera imaginado que esto de ser padres iba a ser tan duro. Y no es cuestión de quejarse, ni de hacerse la víctima, pero oye… Esto de ser padres no lo imaginábamos así, ¿verdad? Cuando te conviertes en padre/madre ante ti aparece el miedo. Un miedo racional o irracional (depende del minuto del día) que jamás habías sentido y que te impulsa a crear pensamientos catastrofistas en cadena. Pim, pam, pim, pam. Uno tras otro comienzan a desfilar frente a ti cuando te ponen a ese bebé frágil encima de ti y ya no dejan de hacerlo nunca. Jamás. ¿Le pasará algo? ¿y si le pasa algo? ¿lo estamos haciendo fatal? ¿lo podríamos hacer mejor? ¿estará bien? ¿y si…? ¿y si…? ¿y si…? Y nosotros que prometíamos no ser unos dramapapás al final caemos en esos miedos que son tan universales, tan humano, que creo que pocos padres pueden escapar de sus garras. ¿Te acuerdas cuando nos conocimos? (Y no, esta vez no se lo digo a Mara). Nuestros miedos eran otros. Nimios si los comparamos con los presentes. También eran otros nuestros planes. ¿Te acuerdas de Cádiz? “Cuando vivamos juntos iremos todas las semanas al cine y al teatro. Y veremos películas y series cada noche. Y leeremos acurrucados bajo las mantas. ¡Y viajaremos muchísimo! Alrededor del mundo y más allá“. Hicimos lo que pudimos pero ahora nuestros planes son otros. Están plagados de quehaceres y de trabajo, de proyectos, y todo es un poco más cansado que antes. Encontrar un ratito para nosotros es imposible. Aún no recuerdo la última vez que pudimos estar solos sin caer desmayados al terminar el día en esa especie de coma etílico paterno. Borrachos de responsabilidades. Pero entonces, como por arte de magia, llega el fin de semana. Y de repente los miedos son más pequeños y la carga menos pesada. Hasta parece que el cansancio nos da un poco de tregua. Todo es mejor los fines de semana. Lo saboreamos a sabiendas de que el lunes la rueda comenzará a girar de nuevo para los tres. Yo aprovecho para miraros. En silencio. Sin que me veáis. Disfruto de esos instantes juntos, de vuestras miradas y vuestros besos. De esa complicidad que me enloquece y que, aunque a veces no la veas, está ahí. Inmensa. Siempre lo digo pero es cierto: eres ese padre que me hubiera encantado tener. Lo veo cada día. Eres ese papá perfectamente imperfecto, amoroso y divertido, cargado de miedos y besos a partes iguales del que es imposible no enamorarse. Y yo, que siento tantas veces no estar a la altura, no dejo de preguntarme que hubiera pasado si aquel mes de junio no hubiera escuchado en bucle el último disco de Extremoduro porque, sin duda, estoy segura de que jamás hubiera conocido este amor tan inmenso que me habéis regalado. Primero tú, luego ella, nuestro pequeño terremoto incansable, tenaz, feliz. Y yo solo puedo darte las gracias por tu implicación, por tu amor, por tu esfuerzo diario en intentar ser un poco mejor cada día, por enseñarme tantas cosas sin que lo sepas, por tu paciencia, por tu cariño, por tus abrazos, por ser el mejor padre del mundo. Gracias por decir y por callar. Por ser. Gracias, sobre todo, porque a través de ti y de Mara puedo vivir lo que es tener un padre maravilloso. Enorme. “Como tú no hay dos”, que diría Mr. Wonderful, solo que es contigo con quien la frase cobra sentido de verdad. Gracias, papá. http://www.marujismo.com/


 
 
 

Comments


  • b-facebook
bottom of page